jueves, 11 de diciembre de 2008

Atorón: no hay dinero para pagar /Enrique Galván Ochoa

Aún cuando los voceros oficiales insisten en negar que la recesión ya está en México, la realidad dice otra cosa. Un informe del Buró de Crédito indica que personas y empresas están fallando en el pago de sus adeudos y un 10 por ciento de quienes tienen un historial crediticio enfrentan problemas. La base de datos contiene 51 millones de expedientes.
El atorón golpea en forma distinta a los acreedores. Los bancos, por ejemplo, cobraron por anticipado las cuentas que resultaran incobrables mediante intereses y comisiones altísimos. Pero los demás, la industria y el comercio, resultan gravemente afectados, andan correteando a los morosos con las facturas en la mano.
Lo peor es que las noticias que siguen fluyendo de Estados Unidos y el resto del mundo no son alentadoras. Cruzando la frontera se habla de que la recesión se parece mucho a la Gran Depresión de 1929. Esta duró 44 meses, es decir, casi cuatro años.
El presidente Obama ha venido diciendo que antes de que se vea alguna mejoría la situación empeorará. En otras palabras, el próximo año será extremadamente difícil y quizá a mediados o finales de 2010 se comience a ver la luz al final del túnel. Contrariamente a lo que sostiene el discurso oficial, la crisis sorprendió a México en muy malas condiciones. No hubo crecimiento económico en el sexenio de Fox, menos de 13 millones de trabajadores están registradas en el IMSS de los 45 millones en edad de tener empleo y el río de dólares que entró al país por la exportación del petróleo se diluyó en despilfarro y corrupción. Mala fama
¿Por qué se ha venido resistiendo Washington a entregarle al gobierno mexicano los dólares del Plan Mérida? Apareció una explicación en la edición de la revista Forbes, en un extenso texto firmado por los periodistas Jesse Bogan, Kerry A. Dolan, Christopher Helman y Nathan Vardim.
‘El dinero se iría al lado equivocado. Con la infiltración del aparato de seguridad y con tantos funcionarios corruptos, nosotros no queremos que los recursos se usen contra nosotros’. La opinión es del legislador Ted Poe, republicano de Texas.

El éxodo
En los días recientes los co-autores de este “graffitero” espacio han venido discutiendo la conveniencia de quedarse o irse de México por la inseguridad. Hay personas que ya resolvieron la disyuntiva. En el mismo artículo de Forbes se consigna lo siguiente:
‘El crónico temor a los plagios, o algo peor, han conducido a mas y mas mexicanos a cambiar su residencia a Estados Unidos. Alejandro Junco, propietario del diario El Norte (también de Reforma, agrego yo), recientemente se movió con toda su familia a vivir en Texas. Pablo Jacobo Suneson Bautista, dueño de la tienda de arte y artesanías Marti’s de Nuevo Laredo, no permite que sus hijos crucen la frontera a trabajar en el negocio. ‘De ninguna manera’, precisa. ‘Tengo temor de que ellos puedan ser asesinados o víctimas de un secuestro’.
Nadie conoce cuántos mexicanos están huyendo del país. Pero Arturo Rolland, un broker de Latin Credit Mortgage & Realty en San Diego, piensa que probablemente 100 familias al mes se

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