Para el doctor Carlos Canseco González. In memoriam
Por Francisco Rodríguez
Durante meses, usted y yo nos hartamos de escuchar un pegajoso anuncio del Instituto Federal Electoral en el que se nos decía: “si es cero tres, renueva”. Y repetían y repetían la tonadilla: “si es cero tres, renueva”. Y otra vez, “si es cero tres, renueva”.
Tras ello, no es exagerado apuntar que, bombardeados por tan fastidiosa campaña publicitaria, cientos de miles de ciudadanos acudieron a los módulos del IFE a renovar su credencial de elector, iniciando con ello un viacrucis burocrático que bien podía durar muchas, muchas horas.
El esfuerzo de todos esos mexicanos, empero, resultó infructuoso. Porque faltando cinco para las doce o, más exactamente, a un par de días de que venciera el plazo para renovar el documento que se ha convertido en prácticamente la única forma de identificarse, el Registro Federal de Electores nos salió con el clásico: “que dice mi mamá que siempre no”. Que sí podrán ejercer su derecho a sufragar quienes en el reverso de su credencial tengan impreso el fatídico cero tres.
Una vez más, los mexicanos resultamos víctimas de la publicidad engañosa. Lo más grave es que quienes han perpetrado esta ofensa a la inteligencia han sido funcionarios de un organismo que dizque ciudadanizado, aunque en realidad –usted lo sabe bien—, no es sino un mero apéndice de la partidocracia que padecemos.
Publicidad engañosa, esa del “cero tres, renueva”, porque la ley, más exactamente el artículo 200 del Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales, el COFIPE, no obliga a nadie a cambiar su credencial para sufragar sino hasta diez años después de haber sido esta emitida.
Más aún, el artículo octavo transitorio del mismo COFIPE apunta en su parte medular que, cito, “las credenciales para votar que tengan como último recuadro el ‘03’ para el marcaje del año de la elección federal, podrán ser utilizadas por sus titulares para ejercer el derecho de voto hasta la elección del año 2009”.
¿Cuál es la razón de que se haya difundido de manera pertinaz el slogan “si es cero tres, renueva? ¿Qué interés existe para hacer creer al ciudadano que posee al reverso de su credencial de elector el número 03, que de no renovar su identificación no podrá sufragar en las próximas elecciones?
¿Para qué el engaño publicitario? ¿Acaso para realizar por ahí algún negocio escondido con la fabricación de los plásticos que, por cierto, ahora contienen más candados de seguridad, ciertamente más costosos?
O tal vez, cual señala un perspicaz político poblano, ¿para la manipulación del padrón electoral, cual lo hiciera en 2006 un cuñado del señor Calderón, con lo que se beneficiaría otra vez al PAN?
Hay que señalarlo con índice flamígero: una vez más el IFE y su órgano dependiente denominado Registro Federal de Electores nos ponen a dudar de su eficacia y, lo peor, de su honestidad.
Así que, si es cero tres no se preocupe, no tiene aún obligación de renovar.
¿Para qué el engaño?