Réquiem
Excomulgar a torturadores
Narco: tocar lo económico y político
Julio Hernández López
MISA EN CATEDRAL. México yace en medio de la muerte debido a que se ve asfixiado por la corrupción y la violencia
, expresó ayer el cardenal Norberto Rivera Carrera en su mensaje de Pascua Resurrección 2009, publicado por el semanario católico Desde la fe. En el escrito, el prelado afirma que el país carga una pesada y dolorosa cruz a causa del narcotráfico
Foto María Luisa Severiano
Jesucristo, vivido como negocio y privilegios, ha producido ejemplos de frivolidad y perversión, como son el obispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, quien llegó a la catedral de su nueva diócesis a bordo de un auto deportivo convertible (un BMW que, según eso, le había facilitado el gobierno municipal panista), o el pecaminosamente antológico de Ecatepec, el ex corredor de bolsa Onésimo Cepeda, o el cardenal Norberto Rivera, exculpado jurídicamente, mediante argucias procesales y tráfico de poder, de las acusaciones de proteger pederastas, o el ídolo de ciertos segmentos de las clases medias y altas conservadoras, Marcial Maciel, diaria e irreparablemente derruido. Se han citado sólo algunos ejemplos recientes de frivolidad y perversión que resultan notables, por su escándalo público, pues sabido es que a lo largo de su historia la Iglesia católica ha producido una larga lista de especímenes nefastos coronados con presunta autoridad administrativa espiritual, y que en estos mismos momentos, sin tanta difusión como en el caso de los altos jefes, hay muchos sacerdotes involucrados en asuntos de homosexualidad, abuso de menores, alcoholismo, fraudes y robos (el inenarrable Onésimo fue acusado en octubre de 2008 por presunto fraude procesal en un asunto de 130 millones de dólares relacionado con una colección de arte).
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