No es demasiado difícil. Después de su toma de posesión, Barack Obama declaró que la devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo a su legítimo dueño debía sopesar, en primer término, si afectaba o no en lo más mínimo, la capacidad defensiva de Estados Unidos.
Añadía de inmediato, que respecto a la devolución a Cuba del territorio ocupado por la misma, debía considerar bajo qué concesiones la parte cubana accedería a esa solución, lo cual equivale a la exigencia de un cambio en su sistema político, un precio contra el cual Cuba ha luchado durante medio siglo.
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