Días después de sucedido el terremoto que dejó en Haití un gran escenario de muerte y desolación, el gobierno ahora “democrático” de Estados Unidos, so pretexto de ayuda humanitaria desplegó todo un contingente militar que incluye, portaaviones, lanzamisiles, barcos, helicópteros, unidades de élite con más de 2,000 marines, más de 3,500 soldados, y aún están por llegar otros casi 10,000 soldados más. Y pareciera ser que el imperio llegó para quedarse un buen rato en tierras haitianas de acuerdo con declaraciones hechas por funcionarios del departamento de Estado norteamericano.
Podría argumentarse que es parte de la seguridad nacional y aun continental, pero es lamentable que un gobierno que presume de ser ejemplo de democracia, en el orbe, ahora utilice las formas más burdas apoyadas por el poder mediático y de penetración en la opinión pública mundial, para prácticamente invadir ese país en situación de emergencia nacional.
Ante este panorama, uno se preguntaría: ¿es necesario que ocurra una tragedia de tal magnitud en un país históricamente lacerado por el capitalismo para que la ayuda internacional llegue ahora si a raudales, al grado de que no haya la capacidad suficiente para recibirla? ¿Por qué en condiciones de operación normal de un país, éste no recibe la ayuda humanitaria necesaria para evitar el sufrimiento cotidiano de sus habitantes? ¿Qué tan real es la sospecha de que en este caso, este sismo pudo haber sido provocado, para después aprovechar la situación desoladora y emergente para tomar posición de este país enclavado en el corazón del Caribe y de gran importancia en la geopolítica de América?
Las respuestas, algún día las sabremos, ojalá no sea demasiado tarde…
Podría argumentarse que es parte de la seguridad nacional y aun continental, pero es lamentable que un gobierno que presume de ser ejemplo de democracia, en el orbe, ahora utilice las formas más burdas apoyadas por el poder mediático y de penetración en la opinión pública mundial, para prácticamente invadir ese país en situación de emergencia nacional.
Ante este panorama, uno se preguntaría: ¿es necesario que ocurra una tragedia de tal magnitud en un país históricamente lacerado por el capitalismo para que la ayuda internacional llegue ahora si a raudales, al grado de que no haya la capacidad suficiente para recibirla? ¿Por qué en condiciones de operación normal de un país, éste no recibe la ayuda humanitaria necesaria para evitar el sufrimiento cotidiano de sus habitantes? ¿Qué tan real es la sospecha de que en este caso, este sismo pudo haber sido provocado, para después aprovechar la situación desoladora y emergente para tomar posición de este país enclavado en el corazón del Caribe y de gran importancia en la geopolítica de América?
Las respuestas, algún día las sabremos, ojalá no sea demasiado tarde…
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